sábado, 25 de julho de 2015

BRASIL: ENTRE AJUSTE, IMPEACHMENT Y GOLPE


                                         



                             BRASIL: ENTRE AJUSTE, IMPEACHMENT Y GOLPE
                             

Osvaldo Coggiola

La crisis política brasileña ha llegado a un punto sin retorno, alimentada por una crisis económica sin precedentes. Em el decimotercer año de gobierno “del PT”, y con solo seis meses de su tercer mandato presidencial, el índice de popularidad del gobierno de Dilma Rousseff cayó a 9%, con tendência a caer todavia más. El partido derrotado por muy escaso margen en la segunda vuelta del 2014 (PSDB) puso sobre el tapete el juicio político a la presidenta, o sea su destitución, mientras el principal aliado del PT en la coalición gubernamental, el PMDB (con las mayores bancadas parlamentarias y el mayor número de intendentes) impulsa la investigación de los numerosos crímenes de corrupción del gobierno petista, especialmente el petrolão, poniéndole uma soga al cuello.

Para aplacarlo, Dilma cedió al PMDB casi todos los cargos del “segundo escalón” del gobierno, sin conseguir casi nada. Desde luego, los que gritan “al ladrón!” son más ladrones que los denunciados, y están jugando con fuego: “199 diputados provinciales, 178 diputados nacionales, 17 gobernadores y 16 senadores tienen presos a los financiadores de sus campañas electorales” (O Estado de S. Paulo, 16/7/15). Y todavía no se abrió la CPI (comisión de investigación) del BNDES, que promete dejar al petrolão chiquitito, el mismo petrolão que hizo parecer al mensalão de 2005 casi una travesura infantil. No va a sobrar ninguno. El Ejecutivo y el Legislativo están con la mierda hasta el pescuezo: el Judicial, que la va de “guardián moral de la República” acabó de concederse un aumento “salarial” (con comillas) promedio de 60% (con topes del 90%) en el mismo momento en que los salarios están congelados y los despidos baten todos sus récords históricos, lo que provocó un escándalo público. La crisis política pone sobre el tapete el impeachment de todo el regimen político.

Contrariamente a lo que afirma la izquierda (para defender al gobierno) no hay un frente golpista unificado. Sin hablar de los descolgados minoritarios (pero muy activos) que proponen una intervención militar, tanto el PSDB como el PMDB están divididos hasta sobre los pasos inmediatos después de “impichar” a la presidente: mandato presidencial para el vicepresidente Milton Temer (PMDB) hasta 2018, variante defendida por un ala (Serra) del PSDB [el PMDB se quedaria com la presidencia del país, de la Cámara y del Senado, o sea, con todo.... ¡sin haber participado de las elecciones presidenciales del 2014!]; convocatoria de elecciones presidenciales en 90 dias; votación de uma enmienda transformando el regimen en parlamentarista.

Frente a las denuncias, prisiones e investigaciones secuenciales de su corrupción, el gobierno levantó una puntita de la alfombra del vecino, denunciando al presidente de la Cámara (Eduardo Cunha, PMDB) por robar US$ cinco millones en sólo un negocio de barcos de la Petrobras. Cunha respondió declarando su ruptura con el gobierno y su pasaje a la oposición (del gobierno que su partido integra), lo que motivó que el PMDB imediatamente declarase que se trataba de una actitud personal (sin prejuicio para su posición dirigente, que el propio PMDB le concedió), y los dos principales diarios del país lo acusasen de irresponsabilidad institucional. En ese cuadro, Obama intervino, dándole una ayudita a Dilma en su visita oficial a los EEUU (“confío en ella”, declaró), lo que esta pagó haciendo mutis sobre el escándalo del pinchazo de su teléfono personal (y de centenas de otros), durante más de una década, realizado por los servicios yanquis, como reveló Wikileaks.
                                           
                                                                       
                                                                  

El gobierno Dilma-Levy impulsa el más brutal ajuste económico ya realizado en el país. Los despidos de este año ya se aproximan de 400 mil, y cada mes se bate un nuevo récord. Los salários de los estatales están congelados. Nuevas exenciones impositivas para el gran capital (industrial, comercial o financeiro), amnistía fiscal y penal para los que fugaron divisas al exterior, nuevos aumentos de las tasas de interés (las más altas del mundo) para los propietarios de la deuda pública, corte de R$ 70 mil millones (también récord histórico) en gastos sociales. Las agencias calificadoras internacionales, Moody’s a la cabeza, le van a bajar igualmente los puntos al crédito del país, señal amarillo para una fuga de capitales ante la posibilidad de inadimplencia. Es que el aumento de las tasas de interés, impuesto por el capital financeiro, va a aumentar la deuda pública en un monto superior a los cortes presupuestarios, y estos fueron aprovechados por los diputados para aprobar enmiendas que favorecen sus corrales electorales, incluídos sus centenas de miles de punteros. Se correr o bicho pega, se ficar o bicho come.

El PBI retrocederá (por lo menos) 2% este año, y los analistas bancários ya extienden la perspectiva de recesión económica hasta fines del 2016. La recaudación fiscal ha caído más de 3%, con perspectiva a la baja. El ajuste, por lo tanto, se está yendo al diablo, y sin alejar la perspectiva de una cesación de pagos. Pero no hay outro ajuste en el mercado, ni mucho menos la perspectiva de una coalición política sólida para implementarlo. La “oposición” ha convocado a una manifestación de masas para el 16 de agosto, que probablemente registrará su declinante capacidad de movilización popular, desde el supuesto millón de las calles de San Pablo en marzo, hasta las pocas decenas de miles de las manifestaciones posteriores.

La posibilidad objetiva y la urgencia de una intervención y de un programa obrero independiente para que la crisis la paguen los capitalistas supera com creces el carácter defensivo de las luchas actuales: sólo los estatales mantienen una huelga parcial por el salario, con una manifestación nacional convocada en Brasilia el 22 de julio. La crisis galopante del PT es una evidencia de ello, y ha sido declarada por el propio Lula, que acusó al partido de “haber perdido la utopia” y de correr solamente detrás de cargos públicos (o sea, de dinero). En el reciente congreso del PT en Salvador la izquierda consiguió mantener las elecciones internas (PED) para la elección de la dirección (contra la corriente mayoritaria), pero la propia dirección elegida por el congreso abrió esas elecciones para todos los afiliados (la mayoria ni sabe o recuerda que lo está) incluídos los que no cotizaron nunca al partido ni cumplieron cualquier obligación estatutaria, lo que abre grande la puerta para la reelección aparatesca de la publicamente corrupta (¡hasta Lula lo dice!) camarilla dirigente.

Em su actual configuración política, la izquierda no puede jugar un papel político independiente. El “Frente Popular” impulsado por la izquierda petista y movimientista reivindica um programa de reactivación económica capitalista (que no moviliza a nadie) y produce manifiestos en los que pide al gobierno que llame al pueblo a las calles para combatir a los golpistas. Y el gobierno sigue con el ajuste. Y el Frente Popular con sus manifiestos virtuales. Los manifiestos son firmados, entre otros, por la CUT y el MST, que no ven ningún problema en criticar públicamente la política del gobierno (no sólo la económica) y en continuar integrados, com centenas de representantes, en ese mismo gobierno. Reivindicar la ruptura de todas las organizaciones obreras y populares con el gobierno y el Estado es el primer punto de toda lucha por una salida obrera a la crisis.

Fuera del PT y su “área de influencia”, el PSOL, un balaio de gatos como dicen los brasileños, actua de modo disparatado al sabor de cada una de sus numerosas tendências internas (el PSOL es, en realidad, un frente de tendencias) provisoriamente unificado en la reivindicación de destituir a Eduardo Cunha de la presidencia de la Cámara, un apoyo avergonzado al gobierno en la perspectiva de algún éxito electoral en las elecciones municipales de 2016, perspectiva reforzada por la futura eliminación de los otros partidos de izquierda de la propaganda electoral gratuita en TV por la “cláusula de barrera” (porcentaje electoral mínimo) aprobada por la Cámara.

El PSTU ignora la crisis política bajo el ultrarradical argumento de que “son todos lo mismo” salpicado por alguna frase “contra la derecha golpista”. Nada plantea sobre la ruptura de todas las organizaciones obreras con el gobierno, pues la minicentral sindical que dirige (Conlutas) se encuentra en un duelo aparatesco de “disputa de base” con las centrales mayoritarias, para el que sirve (muy parcialmente) el argumento de que están en el gobierno. El argumento electorero y la política de autoconstrucción han dejado al PSTU, el único partido de izquierda militante en el movimento obrero, en la marginalidade política y electoral (menos de 0,1% en las dos últimas elecciones generales). La crisis económica y política pone todas estas cuestiones al rojo vivo y plantea un estado de deliberación política obrera, juvenil y popular del que puede emergir un reagrupamento revolucionário.